En estos momentos en donde experimentamos que el mundo va demasiado rápido y el tiempo nos consume, que debemos estar atentos a una y mil cosas (trabajo, casa, pareja, hijos, vida personal, etc.), lo que más nos cuesta y no sabemos es: “cómo aprender a manejar la tensión en el lugar de trabajo”.
La presión por rendir, cumplir con los plazos y hacer malabarismos con múltiples tareas puede generar un estado constante de tensión y ansiedad. Esta tensión no solo afecta nuestra productividad, sino que también impacta en nuestro bienestar general. En este artículo, encontrará lo que sucede en el cerebro cuando estamos tensos y estrategias para cultivar un enfoque más tranquilo y equilibrado en el trabajo.
La trampa de la tensión
“A menudo siento una sensación de urgencia y presión desde el momento en que comienzo mi jornada laboral”, dice una de mis clientas mientras exploramos este tema. “Ya sea que se trate de una bandeja de entrada desbordada, una presentación próxima o la necesidad de realizar varias tareas a la vez, mi respuesta predeterminada es ponerme tensa. Esta tensión se manifiesta físicamente a través de hombros tensos, mandíbula apretada, respiración superficial, pensamientos acelerados y dificultad para concentrarme”, continúa explicando.
Qué sucede en el cerebro cuando estamos tensos
Cuando estamos tensos, nuestro cerebro inicia la respuesta de “lucha o huida”, un mecanismo de supervivencia que nos prepara para enfrentar las amenazas percibidas. Esta respuesta implica varios cambios clave en el cerebro y el cuerpo:
Activación de la amígdala:
La amígdala, el centro del miedo en el cerebro, se activa al máximo. Evalúa las amenazas potenciales y envía señales de socorro a otras partes del cerebro.
Hipotálamo y glándula pituitaria:
El hipotálamo activa la glándula pituitaria, que libera hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas preparan al cuerpo para responder al peligro aumentando la frecuencia cardíaca , la presión arterial y los niveles de energía.
Supresión de la corteza prefrontal:
La corteza prefrontal, responsable del pensamiento racional y la toma de decisiones, se vuelve menos activa durante el estrés, lo que puede afectar nuestra capacidad de pensar, tomar decisiones y mantener la concentración.
Impacto en el la tensión crónica
La tensión crónica puede tener efectos duraderos en el cerebro y el cuerpo. La exposición prolongada a las hormonas del estrés puede provocar:
Función cognitiva reducida: deterioro de la memoria, la concentración y la capacidad de toma de decisiones.
Aumento de la ansiedad y la depresión: mayor riesgo de desarrollar trastornos de salud mental.
Problemas de salud física: mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, sistema inmunológico debilitado y otros problemas de salud.
Estrategias para cultivar la calma
Aunque liberarse del ciclo de tensión puede ser un desafío, existen estrategias eficaces para transformar la tensión en calma. A continuación, se presentan algunos enfoques que me han ayudado:
- Incorporar prácticas de atención plena: en la rutina diaria es transformador. Dedicar unosminutos a concentrarse en la respiración y estar presente en el momento, ayuda a restablecer la mente y el cuerpo, lo que reduce la activación de la amígdala y promueve la actividad de la corteza prefrontal.
- Priorizar las tareas y establecer objetivos diarios realistas: puede reducir la sensación abrumadora de tener demasiado que hacer. Divida las tareas en partes más pequeñas y manejables para que resulten menos abrumadoras.
- Tomar descansos breves y frecuentes a lo largo del día: puede ayudar a mantener los niveles de energía y reducir la tensión. Aléjese del escritorio, estírese o camine para despejar la mente y reducir los niveles de hormonas del estrés.
- El ejercicio regular: es un potente calmante del estrés. Incorporar actividad física a la rutina, ya sea trotar por la mañana o una sesión de yoga por la tarde, ayuda a liberar la tensión acumulada y promueve la salud general del cerebro.
- Establecer límites: entre el trabajo y la vida personal es fundamental. Evite consultar correos electrónicos fuera del horario laboral y cree un espacio de trabajo designado para separar mentalmente el trabajo del tiempo de relajación.
- Hablar con colegas, amigos o un terapeuta: sobre el estrés puede brindar una perspectiva y un apoyo valiosos. A veces, simplemente expresar nuestras preocupaciones puede aliviar parte de la carga y reducir la respuesta al estrés.
- Crear un ambiente de trabajo agradable: puede marcar una diferencia significativa. Personaliza tu espacio de trabajo con elementos que te aporten alegría y practica la gratitud para cambiar el foco del estrés a la positividad.
Un viaje personal hacia la calma
Pasar de un estado de tensión constante a uno de calma es un proceso que requiere paciencia, práctica y autocompasión. Si pone en práctica estas estrategias y evalúa periódicamente qué es lo que funciona mejor para usted, podrá cultivar una vida laboral más pacífica y productiva.
Es importante recordar que sentirse tenso en el trabajo es una experiencia común y que no está solo en esta lucha. La clave es reconocer la tensión, comprender sus orígenes y tomar medidas proactivas para abordarla. Con el tiempo, estos esfuerzos pueden dar lugar a una experiencia laboral más equilibrada y satisfactoria.